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LAS OCHO RAMAS DEL YOGA



Las ocho ramas del yoga (Ashtanga Yoga) aparecen descritas en el segundo capítulo del Yoga Sutra. A partir del Sutra II.29. se asignan ocho ramas al árbol del Yoga. Cada rama representa una etapa del proceso hacia la realización personal


1. Yama (códigos morales o sistema de normas éticas)

Patanjali describe el Yoga como el núcleo de principios que trae balance al yogui practicante. Seguir estos ocho pasos permitirá al individuo la unión con el Ser Universal.

La palabra Yama proviene de la palabra yam que quiere decir “reprimir” y tiene que ver con abstinencias. Se refiere a nuestra relación con otros y se encuentra asociado con la purificación mental. También se le refiere a los yamas como los grandes mandamientos que trascienden toda creencia, país, edad y época. Construyen las reglas de moralidad para la sociedad y el individuo. Se refieren a la moral universal por la que debe actuar un sujeto con el mundo que lo rodea.

Los yamas no son regulaciones morales o mandamientos, establecen prácticas que cultivan el crecimiento de la influencia del alma en el actuar diario del sujeto. Aquel que cumpla con la aplicación de los yamas en su vida verá como su ego se reduce con el transcurrir del tiempo, y consecuentemente experimentará la forma en que sale a relucir la luz de su alma. Esta etapa se divide en 5 códigos morales o principios menores, que son:

1.1. Ahimsa (no violencia)

Se refiere a no dañar intencionalmente a otros, ni de pensamiento, ni de palabra, ni de acción, teniendo presente que todas nuestras acciones deben tender al bienestar colectivo. Apunta a la importancia de tener compasión por todos los seres vivos y de tratarlos sin violencia. Pero más allá de no ejercer violencia se establece la importancia de actuar con consideración, respeto y amor por todos los seres que podamos afectar a través de nuestras acciones personales. Uno de los puntos que el aspirante espiritual debe comprender a la hora de poner este principio en práctica, es que para amar a los demás primero debe aprender a practicar amor y compasión por sí mismo.

Es cuando una persona se trata con gentileza y ternura a pesar de los errores que haya cometido y los defectos que puedan tener.


1.2. Satya (veracidad) Decir siempre la verdad con buenas intenciones utilizando la palabra de manera benevolente para todos. Requiere compromiso con la honestidad personal, transparencia en nuestras acciones y consideración con lo que decimos. Busca que se hable con la verdad. Es necesario aclarar que este principio exige el apego a la verdad y cuando esta no tenga un impacto meramente negativo en quien la escuche. Decir aquello que no haga ningún daño innecesario, ofrecer la verdad benevolente. Al igual que en el principio de ahimsa, el primer paso para lograr esto es ser honesto con uno mismo, poder verse sin engaños y sin necesidad de complacer algún deseo personal a través de la alteración de la realidad. Nuestro pasado viene cargado con impresiones que hemos creado sobre nosotros mismos que nublan a nuestro ser y nos alejan de la verdad. Por necesidad de complacer a los demás y de sentir que causamos una cierta imagen en las personas. Nos sentimos cómodos con decir “mentiras blancas”; estas mentiras parecen no hacer daño, pero el ego las formula buscando aceptación y se van acumulando en nuestro interior, creando distancia entre el mundo exterior y nuestro centro de conciencia


1.3. Asteya (no robar)

No usurpar la riqueza de otros a través de pensamiento, palabra o acción. Significa no robar y no aprovecharse de las posesiones o conocimientos de los demás para beneficiarse personalmente. Esto se extiende a considerar todos los bienes de las demás personas como sagrados, ellos los tienen porque así ha correspondido. Uno de los bienes más importantes que posee una persona es su tiempo, y muchas veces por nuestro deseo personal de compañía o de ser escuchados por alguien, no consideramos que tal vez estamos haciendo uso del recurso más importante que tiene esa persona. Así que debemos poner atención sobre las formas en que interactuamos con los demás, para garantizar que en lugar de quitarles sus bienes, seamos un medio para que los puedan gozar y aprovechar. Cuando buscamos apoderarnos de algo que no nos pertenece de una forma poco digna, estamos mostrando que estamos insatisfechos con la manera en que se nos han proveído nuestros bienes.


1.4. Brahmacharya (continencia, celibato, preservación de los fluidos vitales)

Abstinencia, principalmente ante las tentaciones sexuales. No necesariamente implica celibato, sino que se debe mantener relaciones sexuales saludables. No se debe condicionar la interacción con otras personas. Más bien, toda relación debe ser utilizada para ayudar al yogui a alcanzar la conexión con el ser divino. Brahmacharya se traduce literalmente como la permanencia en Brahman, nuestra realidad más absoluta. Implica que debemos apuntar todas nuestras acciones hacia la unión con Brahman, abandonando la satisfacción egoísta de nuestros deseos por la infinita gracia de habitar nuestro origen divino.


1.5. Aparigraha (no posesividad o no codicia)

No acumular bienes materiales excesivos o innecesarios para llevar una vida digna. Establece que no debemos ser posesivos con lo material, y que debemos neutralizar el deseo por acumular riquezas materiales. Se debe tomar solamente lo necesario para que todos los demás tengan la oportunidad de disfrutarlo igualmente. Implica desapegarnos de lo material.


2. Niyama (purificación personal y estudio o disciplinas personales)

Los niyamas están asociados con la purificación del cuerpo, tanto interna como externamente. Se refieren a la relación con nosotros mismos. Significa mantenerse atentos a ciertas prácticas sobre nuestro ser y actuar personales. Se divide en 5 códigos que hacen referencia a la purificación personal o principios menores que son:


2.1. Saucha (transparencia, limpieza, pureza): Mantener la limpieza y pureza de la mente, la palabra, el cuerpo y el ambiente vital. Resalta la importancia de mantenerse limpio y puro en cuerpo y mente. Cuando somos cuidadosos sobre la purificación del cuerpo, también surge el desapego hacia este. La observación estricta de Saucha nos hace dignos de la autorrealización. Existen dos formas de purificación que podemos practicar: una a nivel externo, otra a nivel interno.

La purificación externa se da con prácticas de aseo personal, siendo estrictos con la limpieza del cuerpo a través de baños diarios, limpieza bucal adecuada, manteniendo nuestro hogar y nuestra ropa limpias. A nivel sutil la limpieza externa se da a través de actos desinteresados, dando a los demás lo que necesiten, sin atarnos a los frutos de nuestra acción.

La purificación interna se da con prácticas denominadas “shat karma”. De forma más sutil, esta purificación requiere que eliminemos tendencias negativas de nuestra mente y hábitos poco sanos. Para esto debemos observar a todo ser con amistad en nuestro corazón, tratando a todos con amor y ternura.


2.2. Santosha (cultivar actitud de contento, gratitud, alegría, satisfacción)

Significa mantener una satisfacción saludable con lo que se tiene. Establece que la vida es un proceso de crecimiento personal siempre, sin importar que las circunstancias sean positivas o negativas. Es adquirir la libertad sobre los efectos que el placer y el dolor, o los gustos y las aversiones, tienen sobre nosotros.

El agradecimiento se refiere a que el aspirante, como ser espiritual con una meta de vida trascendental, puede permanecer con la mente estable observando la realidad material que cambia permanentemente sin ser alterado o afectado por ello. El agradecimiento o satisfacción permiten mantener la meta espiritual como faro dentro del torbellino de la vida. Con Santocha se aceptan penas y placeres de manera pacífica con una mente contenta.


2.3. Tapas (calor, el calor de la práctica, austeridades)

Tap quiere decir fuego, se refiere al “calor creado en el cuerpo a través de la meditación, pranayama, asanas, etc”. Tapas es la austeridad o penitencia practicada con dedicación y sacrificio. Se trata de un compromiso con el desarrollo espiritual a través de la disciplina. Indica un esfuerzo en todas las circunstancias con el objetivo de lograr una meta determinada en la vida. Es el esfuerzo consciente por lograr la unión de definitiva con la Divinidad.

Se refiere al uso disciplinado y balanceado de nuestras facultades físicas y psíquicas. Requiere mantener el cuerpo en buen estado físico para participar plenamente en nuestras vidas. Tapas es austeridad en nuestro vivir, sacrificando algunas comodidades para así desestabilizar la fuerza que el ego ejerce sobre nuestras acciones y nuestro pensar.


2.4. Swadhyaya (auto estudio y autoconocimiento

Esfuerzo por comprender los temas relacionados con nuestro desarrollo espiritual. Es el proceso por el cual se acostumbra a la mente a reflexionar mediante la lectura de textos sagrados y el auto-estudio. Implica estar conscientes de todas las acciones personales y cuestionarse por qué se realizan. Busca que el sujeto se estudie o examine a sí mismo; que pueda ser consciente de su papel en todas sus actividades y esfuerzos, y que con esto, llegue a aceptar sus limitaciones personales. Este estudio se debe mantener siempre. Para eso es necesario cultivar una actitud disciplinada de vigilancia sobre nosotros mismos. Estos son los compromisos a plazo permanente que un yogui deberá asumir, por lo menos hasta que las tendencias negativas desaparezcan por falta de incentivo. Debemos tener fe en que si nos estudiamos y nos tratamos con una disciplina amorosa, podremos experimentar la dicha del amor eterno.


2.5. Isvara pranidhana (rendición o abandono a la voluntad divina)

Aceptar a la entidad suprema como refugio y vida, donde la meta de nuestro destino final es fundirnos con el absoluto. Es la celebración de las esencias espirituales, o Dios, a través de la devoción y la entrega personal. Reconoce que lo espiritual está presente en todo y que a través del cuidado, paciencia y entrega se puede encontrar la relación y los roles individuales con respecto a la creación. Busca que todas las acciones sean rendidas a “los pies de Dios” para mostrar entrega al destino personal. Cuando hacemos esto nuestra mente cada vez más buscará permanecer en lugares puros de nuestra consciencia, debilitando las tendencias negativas que nos llevan a causar dolor y sufrimiento a los demás y a nosotros mismos. Recordar a Dios, o a nuestro Ser es sencillo, pero no fácil; para lograrlo debemos abandonar la mecánica usual de la mente y buscar el silencio. Debemos usar la atención prolongada de la mente para entrar al espacio de purificación interna del Ser. Para esto muchas veces se utilizan Mantras y se repiten en la mente constantemente, en todo lugar, en toda actividad.

3. Asana (postura)

Se traduce como asiento, representa un modo o postura particular de sentarse y se refiere a situar el cuerpo en una determinada postura manteniendo la mente y el ser enfocados, con el propósito de establecer comunicación entre la dimensión interna y externa de nuestro ser. Las asanas permiten el desarrollo físico y espiritual. En ese sentido lo que se busca es que el practicante desarrolle la capacidad de permanecer en una postura por tiempos prolongados, posibilitando el acceso a estados meditativos profundos. Sus beneficios van desde un nivel físico hasta un nivel espiritual.

La práctica constante de series de asanas brinda al yogui múltiples beneficios físicos como elasticidad, concentración mental, fuerza, balance, purificación corporal a través de la transpiración y mejor postura corporal. Las asanas purifican y fortalecen el cuerpo. Una postura estable y cómoda es indispensable para realizar las prácticas meditativas, asimismo con las asanas se desarrolla agilidad, equilibrio, resistencia y una gran vitalidad, a la vez que tonifican y mejoran el funcionamiento de los órganos y internos, promoviendo el buen funcionamiento de todos los sistemas del cuerpo lo que potencia un estado de salud general óptimo. Una postura firme y agradable produce equilibrio mental evita la inconsciencia de la mente, reduce el cansancio, aumenta la energía y calma los nervios.

En un nivel más avanzado se usan como una herramienta para calmar la mente, enfocar la atención y dirigirla hacia la esencia del ser. La práctica de asanas permite conocer y observar aspectos emocionales, como también explorar la unión entre el cuerpo etéreo y el cuerpo físico. Conforme la práctica de asanas avanza, se experimenta el silencio de los pensamientos, por lo que ésta práctica es vista como un preparamiento para la meditación y al mismo tiempo se considera meditación en sí misma.

4. Pranayama (liberación de la respiración)

Es el control y medición consciente del prana usando la respiración como método para regular y dirigir el flujo de esta energía a través de los nadis. Se traduce como la observación del flujo de energía vital (prana) dentro del cuerpo para activar los centros de energía principales. La práctica de las diversas técnicas de respiración está íntimamente relacionada con la práctica de asanas. En este sentido el control sobre la respiración desarrolla la concentración mental mientras se practican asanas, y a su vez, la práctica de asanas desarrolla la capacidad de controlar la respiración. Las técnicas de respiración provocan un aumento en la temperatura que purifica los órganos interiores y expulsa toxinas por medio de la transpiración.

Consiste en regular la respiración hasta llegar a hacerla suficientemente lenta y sutil . La experiencia y práctica repetida de este paso adelgaza el velo del karma que habitualmente opaca la luz interna permitiendo que esta luz brille a través de él. Es el punto medio entre los ejercicios internos y externos.

Es la expansión o la libertad de la respiración. En algunas traducciones se encuentra la palabra “control” de la respiración, pero si observamos, la respiración ya está siendo controlada y restringida por el ego y las emociones. Con el pranayama se aprende a soltar el aliento como a un pájaro.

5. Pratyahara (control de los sentidos)

Consiste en retirar los sentidos de cognición y acción tanto del mundo externo como de las imágenes o memorias impresas en el campo mental, con el propósito de que la mente se internalice.

La práctica de esta disciplina implica retirar los sentidos de percepción de los objetos percibidos por ellos. Establece que las fluctuaciones mentales aparecen cuando la mente adquiere la forma de los objetos que percibe por medio de los sentidos. Al suceder esto el sujeto es controlado por las tentaciones de los sentidos porque está condicionado a que ellos ocupen la atención de la mente. Con la práctica los sentidos dejan de depender de los estímulos externos y se posee mayor control de la percepción y la conciencia.

6. Dharana (concentración en un punto específico o artículo)

Se refiere al proceso de mantener o fijar la atención mental en un objeto o lugar. Es la atención de la mente sobre un objeto. Aquí se halla al practicante totalmente concentrado en un solo punto o en una labor. La mente ha de ser aquietada para lograr este estado de completa absorción.

En esta etapa el objetivo es lograr enfocar los procesos mentales en una dirección única. Para lograr este objetivo el método consiste en orientar la atención del sujeto a un objeto estable. El objeto en particular no tiene relevancia mayor, lo importante es que por medio de esta concentración se detengan todos los demás procesos psíquicos. Cuando la mente puede tener concentración total en una sola dirección, el individuo adquiere la disciplina suficiente para estudiarse con entereza.


7. Dhyana (meditación profunda en un objeto)

Se refiere a meditación o concentración sostenida. La atención se mantiene fijada en un mismo objeto o lugar, y el flujo de la concentración es ininterrumpido. A diferencia del paso anterior, se busca conocer la verdad absoluta sobre un único objeto. Al concentrarse en el objeto, la mente toma su forma y adquiere su naturaleza. Esto a su vez permite que el yogui, al meditar sobre un estado de bien absoluto o sobre lo divino, pueda transformar su mente en esa imagen de suprema compasión.

Por lo general, la diferencia entre Dharana y Dhyana estriba en la diferencia que existe entre verter agua con pocas burbujas e intermitentemente y echar el aceite suave y de manera continua. En este punto, la concentración es totalmente fluida, sin interrupciones. En Dharana la mente fluye hacia un objeto, con otros pensamientos que se intercalan. En Dhyana la mente fluye hacia un objeto sin otros pensamientos.

8. Samadhi (unificarse con el objeto de la meditación)

Se traduce como la acción de unir o juntar. Se refiere a la unión de la conciencia individual con la Conciencia Universal. En este estado el meditador se funde con el objeto de concentración, la individualización de la conciencia termina y se convierte en conciencia universal y colectiva. Es la absolución profunda, la integración completa con el objeto, no hay separación, es el estado de realización o estado último del yoga (unión). Se ve a Dios en todo

Existen dos formas de Samadhi, o etapas de estos estados de conciencia alterada:

Samprajnata o Sabija (con semillas) Samadhi: la mente permanece concentrada en un solo objeto, por lo que aún conserva la conciencia sobre el objeto.Asamprajnata o Nirbija (sin semillas) Samadhi: estado de conciencia absoluta. La contemplación y el objeto contemplado se vuelven uno solo. Como resultado el practicante trasciende la conciencia individual y se detienen todos los procesos psíquicos. En Asamprajnata Samadhi los samskaras se desintegran totalmente.

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