Desde tiempos inmemoriales la luna ha ejercido fascinación en los seres humanos, siendo el origen de mitos, leyendas, devoción y rituales. La luna se relaciona también con la feminidad, la fertilidad y la intuición y sus ciclos de 28 dÃas se vinculan con los de la mujer.
Este halo misterioso y mÃstico que siempre ha rodeado a la luna, pertenece a un inconsciente colectivo que choca con la racionalidad de muchos, pero nadie duda de que la luna ejerce una influencia extraordinara sobre las mareas y de hecho podrÃamos decir también que sobre nuestras aguas internas.
Vivimos en un universo global, donde todos estamos enlazados y hacernos conscientes de que estamos influenciados por la posición en la que se encuentra la luna, los planetas o las estrellas más cercanas, puede convertirse en una herramienta útil.
El neurociéntifico Mark Filippi, autor del ‘Método Somático’ estableció una relación de los ciclos lunares con las emociones, vinculándolos a los cuatro neurotransmisores básicos.
Luna Nueva (acetilcolina). En este periodo brota la sensibilidad, se potencia lo social, siendo un momento favorable para realizar actividades en grupo. Según Filippi las personas tenemos mucha energÃa pero poca concentración, perfecto para iniciar nuevos proyectos.
Cuarto Creciente (serotonina). Se caracteriza por un gran aporte energético, concentración mental y creatividad.
Luna Llena (dopamina). Predomina el esparcimiento, la distracción y la diversión. Tiempo de disfrutar del trabajo ya realizado.
Cuarto menguante (Noradrenalina). Podemos estar en estado defensivo. Se dice que hay mucho análisis y poca inspiración.
Teniendo en cuenta estas vinculación lunar-emocional y nuestros estados de ánimo a lo largo del ciclo podemos gestionar nuestro trabajo y productividad, de forma más eficiente, a la vez que nos puede servir para comprender mejor nuestro estado de ánimo y nuestros procesos internos sin juicio, dejándonos fluir al ritmo de los ciclos naturales.
